Federación de Rugby de la Región de Murcia
16/11/2017 às 21:13 · Temporada 2017/2018 LIGA 1º FASE 17 18 Senior Masculino, Temporada 2017/2018 LIGA 1ª FASE 17 18 Senior Femenino, Temporada 2017/2018 04 FERRMUR PROMOS-18, Temporada 2017/2018 02 FERRMUR FEM 2ª FASE
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#conquistalaportada 4 : El par del campo

Opinión / Enrique Olcina DIRCOM (¡el de las notas de prensa!) FERRMUR 

En golf el par del campo es la cantidad fijada de golpes para embocar la bola en un campo. En cambio, en rugby, el par del campo es otra cosa absolutamente distinta. Y no hay una cantidad determinada de golpes con qué completarlo.

Lo sabe el medio de melé. Su par de campo en todas las melés va a ser el ocho contrario que va a atacar, que saldrá a ver si encuentra alguna oportunidad para placarlo. La relación entre el ocho y medio melé contraria es especialmente complicada en campo abierto. En realidad la del medio de melé y cualquier flanker, por ejemplo.


Lo saben también los primeras. En cada melé se encuentran, se ven las caras, ven si hay rastro en el rostro impasible del contrario algún efecto de la melé anterior, algún efecto del ruck que acababa de suceder o del saque que había tenido lugar diez minutos antes, cuando le cayó la bola y él vino detrás de la bola. Luego se ven en los saques de linea y se observan los movimientos, por si la pose o la mirada diera una pista de adonde va a terminar yendo la pelota. Si al primer ascensor o al segundo. Los segundas es cuando se ven allí, arriba tratando de interceptarse, pero también se volverán a ver en los rucks y, de nuevo, en las melés, la cara al frente apareciendo entre el talona y los pilares, como si fueran apariciones en un muro, espíritus japoneses en un bosque de seis piernas.

En la línea, el apertura suele tener más de un par del campo. Le sucede como al medio melé, es la flor natural, con quien todos quieren bailar mientras tenga el balón, y a veces cuando justo lo acaba de soltar, incluso cuando lo ha soltado ya, un poco antes, o bastante antes... Bailar es, en este caso, como en todos, un placaje que muestre, en toda su extensión y sin que deje ninguna duda, el cariño sincero que le profesa el oponente, mucho más que un simple abrazo efusivo. También el par del campo del ala, en la defensa y en el ataque, con las dudas hamletianas -¿izquierda?,¿derecha?, ¿me la volverá a hacer este cabrón?- El zaguero tiene como par de campo a quien patea: si huele miedo, inseguridad, inexperiencia va a ser un partido largo, complicado, doloroso tanto en lo espiritual como en lo físico.

Luego están los pares ocasionales, el que te ha tocado defender, que puede ser el mismo varias veces. O a quien te encuentras, de manera recurrente en tu carril de ataque, o de defensa. También están los pares que, por galones, se conocen de haberse enfrentado vez tras vez, quizás de haber compartido campo en una selección, pares que se saludan distantes antes del partido y que después del partido se buscan, con una sonrisa a darse un abrazo. Esos suelen ser los pares declarados a los que el árbitro suele adornar con sendas tarjetas amarillas para que hablen de sus cosas fuera del campo un tiempo, que se pongan al día, a ver si se tranquilizan. En realidad, esa conversación nunca sucede, pero los árbitros, curiosamente, no dejan de intentarlo.

Y eso es lo que nos ha traen hoy las dos fotos de Sandra Bautista: pares de campo que se intercambian placajes, miradas de lado, quiebres, más placajes, como si fueran imágenes reflejadas que en el momento preciso se salen del espejo para completar el par de campo, para atraparlo, para traerlo al suelo, para contar un golpe más, unas veces con éxito y otras con fracaso

Y no hay un numero determinados de golpes que complete el par, son los que el partido mande. 

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